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El maestro José Angel Buesa nació en Cuba el 2 de septiembre de 1910, siendo aún muy joven su nombre cruza las fronteras y sus poemas aparecen traducidos en los más remotos sitios de mundo. Poco después del triunfo de Fidel Castro emigró a Santo Domingo, donde murió con más de 80 años. Olvidado por los críticos, barrido de las antologías y desterrado de los manuales, el poeta ha vivido como un fantasma entre las nuevas generaciones de cubanos y los corazones de todos los amantes de la buena poesía. Maestro: en dondequiera que este, reciba este pequeño homenaje y Gracias por su legado!. Amigas y Amigos Navegantes disfruten de una pequeña muestra de su Gran obra!

[ Poema del Renunciamiento ]

Pasaras por mi vida sin saber que pasaste.

Pasaras en silencio por mi amor, y al pasar,

fingiré una sonrisa, como un dulce contraste

del dolor de quererte ... y jamas lo sabrás.

 

Soñare con el nácar virginal de tu frente;

soñare con tus ojos de esmeraldas de mar;

soñare con tus labios desesperadamente;

soñare con tus besos ... y jamás lo sabrás.

 

Quizás pases con otro que te diga al oído

esas frases que nadie como yo te dirá;

y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,

te amare más que nunca ... y jamás lo sabrás.

 

Yo te amare en silencio, como algo inaccesible,

como un sueño que nunca lograré realizar;

y el lejano perfume de mi amor imposible

rozará tus cabellos ... y jamás lo sabrás.

 

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,

-- el tormento infinito que te debo ocultar --

te diré sonriente: "No es nada ... ha sido el viento".

Me enjugaré la lágrima ... ¡y jamás lo sabrás!

[ Así, Verte de Lejos ]

Así, verte de lejos, definitivamente.

Tu vas con otro hombre, y yo con otra mujer.

Y sí que como el agua que brota de una fuente

aquellos bellos días ya no pueden volver.

 

Así, verte de lejos y pasar sonriente,

como quien ya no siente lo que sentía ayer,

y lograr que mi rostro se quede indiferente

y que el gesto de hastío parezca de placer.

 

Así, verte de lejos, y no decirte nada

ni con una sonrisa, ni con una mirada,

y que nunca sospeches cuanto te quiero así.

Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,

la noche entera es corta para soñar contigo

y todo el día es poco para pensar en ti.

[ Canción del Amor Lejano ]

Ella no fue, entre todas, la más bella,

pero me dió el amor más hondo y largo.

Otras me amaron más; y, sin embargo,

a ninguna la quise como a ella.

 

Acaso fue porque la amé de lejos,

como una estrella desde mi ventana...

Y la estrella que brilla más lejana

nos parece que tiene mas reflejos.

 

Tuve su amor como una cosa ajena

como una playa cada vez más sola,

que únicamente guarda de la ola

una humedad de sal sobre la arena.

 

Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,

como el agua en cántaro sediento,

como un perfume que se fue en el viento

y que vuelve en el viento todavía.

 

Me penetró su sed insatisfecha

como un arado sobre llanura,

abriendo en su fugaz desgarradura

la esperanza feliz de la cosecha.

 

Ella fue lo cercano en lo remoto,

pero llenaba todo lo vacío,

como el viento en las velas del navío,

como la luz en el espejo roto.

 

Por eso aún pienso en la mujer aquella,

la que me dió el amor más hondo y largo...

Nunca fue mía. No era la más bella.

Otras me amaron más ... Y, sin embargo,

a ninguna la quise como a ella

[ Elegía para mi y para ti ]

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,

y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas

de las ramas del árbol milenario del tiempo,

y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,

se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

 

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,

y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,

bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,

de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,

dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

 

Acaso nos veremos un día, casualmente,

al cruzar una calle, y nos saludaremos.

Yo pensaré quizá: " Qué linda es todavía."

Tú quizá pensarás: " Se está poniendo viejo "

Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.

o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

 

Y seguirá muriendo la vida, año tras año,

igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,

o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,

pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....

 

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;

pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.

Yo ya te habré olvidado definitivamente

y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.

(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,

nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.)

 

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,

las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.

Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,

te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosa,

aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

[ Poema del Amor Ajeno ]

Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo

como queda un perfume donde había una flor.

Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo;

y yo se que eres mía, sin ser mío tu amor.

 

La vida nos acerca y la vez nos separa,

como el día y la noche en el amanecer...

Mi corazón sediento ansía tu agua clara,

pero es un agua ajena que no debo beber...

 

Por eso puedes irte, porque, aunque no te sigo,

nunca te vas del todo, como una cicatriz;

y mi alma es como un surco cuando se corta el trigo,

pues al perder la espiga retiene la raíz.

 

Tú amor es como un río, que parece más hondo,

inexplicablemente, cuando el agua se va.

Y yo estoy en la orilla, pero mirando al fondo,

pues tu amor y la muerte tienen un más allá.

 

Para un deseo así, toda la vida es poca;

toda la vida es poca para un ensueño así...

Pensando en ti, esta noche, yo besaré otra boca;

y tú estarás con otro... ¡pero pensando en mí!

[ Poema De La Culpa ]

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.

Perdónala Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,

nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

 

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo

mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría ...

Su es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

 

Perdónala Señor, tu que le diste a ella

su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

Su alma era transparente como un vaso vacío:

Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

 

Pero, ¿cómo no amarla, si tu hiciste que fuera

turbadora y fragante como la primavera?

¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío

sobre la yerba seca y ávida del estío?

 

Trataré de rechazarla, Señor, inútilmente,

como un surco que intenta rechazar el simiente.

Era de otro. Era de otro que no la merecía,

y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

 

Era de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:

Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dió su amor como se da una rosa

como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

 

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:

Ella no fue culpable, Señor ... ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella

y me distes los ojos para mirarla a ella.

 

Si. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar

y si es culpa de un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,

que sería pecado mayor si no la amara.

 

Y por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,

que tú, que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,

tu también la amarías, ¡si pudieras ser hombre!

[ Poema De La Despedida ]

Te digo adiós si acaso te quiero todavía

Quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós

No se si me quisiste... No se si te quería

O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

 

Este cariño triste y apasionado y loco

Me lo sembré en el alma para quererte a ti.

No se si te amé mucho... No se si te amé poco,

Pero si sé que nunca volveré a amar así.

 

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo

Y el corazón me dice que no te olvidaré.

Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,

Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

 

Te digo adiós y acaso con esta despedida

Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.

Pero te digo adiós para toda la vida,

Aunque toda la vida siga pensando en ti.

[ Carta a Usted ]

Señora: Según dicen, ya usted tiene otro amante.

Lástima que la prisa nunca sea elegante...

Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa

se resigne a ser viuda sin haber sido esposa,

 

Ni pretendo tampoco discutirle el derecho

de compartir sus penas, sus goces y su lecho;

pero el amor, señora, cuando llega el olvido,

también tiene el derecho de un final distinguido.

 

Perdón, si es que la hiere mi reproche; perdón,

aunque sé que la herida no es en el corazón...

Y, para perdonarme, piense si hay más despecho

en lo que yo le digo que en lo que usted ha hecho;

 

Pues sepa que una dama con la espalda desnuda,

sin luto, en una fiesta, puede ser una viuda,

pero no, como tantas, de un difunto señor,

sino, para ella sola, viuda de un gran amor.

 

Y nuestro amor, ¿recuerda?, fue un amor diferente,

al menos al principio; ya no, naturalmente.

Usted era el crepúsculo a la orilla del mar,

que, según quien lo mire, será hermoso o vulgar.

 

Usted era la flor, que, según quien la corta,

es algo que no muere o es algo que no importa.

O acaso, cierta noche de amor y de locura,

yo vivía un ensueño..., y usted, una aventura.

 

Usted juró cien veces ser para siempre mía.

Yo besaba sus labios, pero no lo creía...

Usted sabe - Y perdóneme- que en ése juramento

influye demasiado la dirección del viento.

 

Por eso no me extraña que ya tenga otro amante,

a quien quizá le jure lo mismo en este instante.

Y como usted, señora, ya aprendió a ser infiel,

a mí, así, de repente..., me da pena por él.

 

Si, es cierto. Alguna noche su puerta estuvo abierta,

y yo, en otra ventana, me olvidé de su puerta;

o una tarde de lluvia se iluminó mi vida

mirándome en los ojos de una desconocida;

 

Y también es posible que mi amor indolente

desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.

Sin embargo, señora, yo, con sed o sin sed,

nunca pensaba en otra si la besaba a usted.

[ Se Deja De Querer ]

Se deja de querer, y no se sabe

por qué se deja de querer:

Es como abrir la mano y encontrarla vacía,

y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.

 

Se deja de querer, y es como un río

cuya corriente fresca ya no calma la sed;

como andar en otoño sobre las hojas secas,

y pisar la hoja verde que no debió caer.

 

Se deja de querer, y es como el ciego

que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;

o como quien despierta recordando un camino,

pero ya sólo sabe que regresó por él.

 

Se deja de querer, como quien deja

de andar por una calle, sin razón, sin saber;

y es hallar un diamante brillando en el rocío,

y que, ya al recogerlo, se evapore también.

 

Se deja de querer, y es como un viaje

detenido en la sombra, sin seguir ni volver;

y es cortar una rosa para adornar la mesa

y que el viento deshoje la rosa en el mantel.

 

Se deja de querer, y es como un niño

que ve cómo naufragan sus barcos de papel;

o escribir en la arena la flecha de mañana

y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.

 

Se deja de querer, y es como un libro

que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;

y es como la sortija que se quitó del dedo,

y sólo así supimos que se marcó en la piel.

Se deja de querer, y no se sabe

por qué se deja de querer . . .

[ Elegia Nocturna ]

Quien nos hubiera dicho... Que todo acabaría

Como acaba en la sombra la claridad del día

Fuiste como la lluvia cayendo sobre un río

Para que fuera tuyo... todo lo que era mío.

 

Fuiste como una lámpara que se encendió en mi vida,

Yo la soplé de pronto... Pero siguió encendida.

Fuiste un río ilusorio cantando en un desierto

Y floreció la arena como si fuera cierto.

 

Mi amor fue una gaviota que construyó su nido

En lo alto de un mástil... Ahora el buque se ha ido.

Ahora me envuelve un hosco silencio de campana

Donde solo resuena tu campana lejana.

Y como un surco amargo... Que se negara al trigo

Ahora mi alma no sueña... Por no soñar contigo.

[ Cancion De Los Amantes ]

Donde quiera en las noches se abrirá una ventana

O una puerta cualquiera de una calle lejana.

No importa donde o cuando... puede ser dondequiera

Ni menos en otoño, ni más en primavera.

 

Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer

Un hombre enloquecido besará una mujer.

Tal vez nadie lo sepa... Como tal vez un día

Todos irán sabiendo lo que nadie sabía.

 

Y para los amantes su amor desesperado

Podrá ser un delito... pero nunca un pecado.

Por eso el amor pasa por las calles desiertas

Y es como un viento loco que quiere abrir las puertas

 

Bien saben los amantes que hay caricias que son

No una simple caricia sino una posesión.

Y que un beso... uno solo puede más que el olvido

Si se juntan dos bocas en un beso prohibido.

 

No, un gran amor no es grande por lo mucho que dura

Si se parece a un árbol reseco en la llanura.

Y los amantes saben, que sin querer siquiera

Hay un amor que crece como una enredadera

 

Es natural que el agua de un estanque sombrío

Sueñe en sus largas noches con el viaje de un río.

Y si por algo es triste la lluvia que no llueve

Será porque es la lluvia condenada a ser nieve.

 

Es natural que un día comprendan los amantes

Que no hay nunca sin siempre... que no hay después sin antes

Y así brota en el alma la rebelión de un sueño

Que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño.

 

El amor... esa estrella de una sombra infinita

Aunque muera cien veces... cien veces resucita

Y suele ser un niño de manos milagrosas

Que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.

 

Ya no habrá días turbios... ya no habrá noches malas

Si hay un amor secreto que nos presta sus alas.

Y el corazón renace con renovada fe

Igual que los rosales... que no saben porqué.

 

Donde quiera en las noches, puede abrirse una puerta

Pero... tan suavemente que nadie se despierta

Puede ser en otoño... puede ser en verano

Tanto un amor tardío... como un amor temprano.

 

Una mujer... un hombre... y un oscuro aposento

Y allá afuera en la calle... sigue pasando el viento.

Y si en la noche hay algo queriendo amanecer

Es simplemente un hombre que besa a una mujer

 

[ Carta sin Fecha ]

Amigo: sé que existes, pero ignoro tu nombre.

No lo he sabido nunca ni lo quiero saber.

Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre,

que es el único modo de hablar de una mujer.

 

Esa mujer es tuya, pero también es mía.

Si es más mía que tuya, lo saben ella y Dios.

Sólo se que hoy me quiere como ayer te quería,

aunque quizá mañana nos olvide a los dos.

 

Ya ves: ahora es de noche. yo te llamo mi amigo;

yo, que aprendí a estar solo para quererla más;

y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo;

y tú, que no lo sabes, no la despertarás.

 

¡Qué importa lo que sueña!. Déjala así, dormida.

Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer.

Y ella irá de tu brazo para toda la vida,

y abrirá las ventanas en el atardecer.

 

Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino.

Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar,

y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino,

ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.

 

Y pasarán los años favorables o adversos,

y nacerán las rosas que nacen porque sí;

y acaso tú, algún día, leerás estos versos,

sin saber que los hice por ella y para ti.

[ La Sed Insaciable ]

Decir adiós... La vida es eso.

Y yo te digo adiós, y sigo...

Volver a amar es el castigo

de los que amaron con exceso

 

Amar y amar toda la vida,

y arder en esa llama.

Y no saber por qué se ama...

Y no saber por qué se olvida...

 

Coger las rosas una a una,

beber un vino y otro vino,

y andar y andar por un camino

que no conduce a parte alguna.

 

Sentir más sed en cada fuente

y ver más sombra en cada abismo,

en este amor que es siempre el mismo,

pero que siempre es diferente.

 

Porque en sordo desacuerdo

de lo soñado y lo vivido,

siempre, del fondo del olvido,

nace la muerte de un recuerdo.

 

Y en esta angustia que no cesa,

que toca el alma y no la toca,

besar la sombra de otra boca

en cada boca que se besa.

[ Oasis ]

Así como un verdor en el desierto,

con sombra de palmeras y agua caritativa,

quizás ser tu amor lo que me sobreviva,

viviendo en un poema después que yo haya muerto.

 

En ese canto, cada vez más mío,

voces indiferentes repetirán mi pena,

y tú has de ser entonces como un rastro en la arena,

casi como una nube que pasas sobre un río...

 

Tú serás para todos una desconocida,

tú que nunca sabrás cómo he sabido amarte;

y alguien, tal vez, te buscará en mi arte,

y al no hallarte en mi arte, te buscará en mi vida.

 

Pero tú no estarás en las mujeres

que alegraron un día mi tristeza de hombre:

Como oculté mi amor sabré ocultar tu nombre,

y al decir que te amo, nunca diré quién eres.

 

Y dirán que era falsa mi pasión verdadera,

que fue sólo un ensueño la mujer que amé tanto;

o dirán que era otra la que canté en mi canto,

otra, que nunca amé ni conocí siquiera

 

Y así será mi gloria lo que fue mi castigo,

porque, como un verdor en el desierto,

tu amor me hará vivir después que yo haya muerto,

pero cuando yo muera, tú morirás conmigo!

[ Elegía Lamentable ]

Desde este mismo instante seremos dos extraños

por estos pocos días, quien sabe cuantos años...

yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido

uno de esos que nadie confiesa haber leído.

 

Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,

tu bajaras los ojos y apretaras el paso,

y yo, discretamente, me cambiare de acera,

o encenderé un cigarro, como si no te viera...

 

Seremos dos extraños desde este mismo instante

y pasaran los meses, y tendrás otro amante:

y como eres bonita, sentimental y fiel,

quizás, andando el tiempo, te casaras con el.

 

Y ya, mas que un esposo será como un amigo,

aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,

y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,

se te empañen los ojos, al llegar una fecha.

 

Acaso, cuando llueva, recordaras un día

en que estuvimos juntos y en que también llovía.

Y quizás nunca mas te pongas aquel traje

de terciopelo verde, con adornos de encaje.

 

O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,

cuando dobles tu almohada con mano soñolienta.

Y domingo a domingo, cuando vayas a Misa,

de tu casa a la Iglesia, perderás tu sonrisa.

 

¿Qué mas puedo decirte? Serás la esposa honesta

que abanica al marido cuando ronca la siesta:

tras fregar los platos y tender las camas,

te pasaras las noches sacando crucigramas...

 

Y así, años y años, hasta que, finalmente,

te morirás un día, como toda la gente.

Y voces que aun no existen sollozaran tu nombre,

y cerraran tus ojos los hijos de otro hombre.

[ Poema del Secreto ]

Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,

y no volver el rostro para verte pasar.

Puedo apretar mis labios un día y otro día...

y no puedo olvidar.

 

Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,

casi aburridamente, sobre un tema vulgar,

puedo decir tu nombre con voz indiferente...

y no puedo olvidar.

 

Puedo estar a tu lado como si no estuviera,

y encontrarte cien veces, así como al azar...

puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,

y no puedo olvidar.

 

Ya vez: Tu no sospechas este secreto amargo,

mas amargo y profundo que el secreto del mar...

porque puedo dejarte de amar, y sin embargo...

no te puedo olvidar!

[ Canción del Amor Prohibido ]

Solo tu y yo sabemos lo que ignora la gente

al cambiar un saludo ceremonioso y frío,

porque nadie sospecha que es falso tu desvío,

ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.

 

Solo tu y yo sabemos porque mi boca miente,

relatando la historia de un fugaz amorío;

y tu apenas me escuchas y yo no te sonrío...

y aun nos arde en los labios algún beso reciente.

 

Solo tu y yo sabemos que existe una simiente

germinando en la sombra de este surco vacío,

porque su flor profunda no se ve, ni se siente.

Y así dos orillas tu corazón y el mío,

pues, aunque las separa la corriente de un río,

por debajo del río se unen secretamente.

[ Balada del Amor Loco ]

I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas

tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;

sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,

cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.

No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el mío

saben secretamente que no hay amor tardío.

Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,

la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.

Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,

pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.

II

Amor, el niño loco de la loca sonrisa,

viene con pasos lentos igual que viene a prisa;

pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco

lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.

Así ocurre que un niño travieso se divierte,

y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.

Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,

porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.

Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde

Y ni siquiera entonces el amor llega tarde.

III

No, yo no diré nunca qué noche de verano

me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.

No diré que esa noche que sólo a ti te digo

se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.

No, no diré esas cosas, y, todavía menos,

la delicia culpable de contemplar tus senos.

Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,

que era como la llave de una puerta cerrada.

Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,

y ni siquiera entonces llegó tarde el amor

[ Poema Del Regreso ]

Vengo del fondo oscuro de una noche implacable,

y contemplo los astros con un gesto de asombro.

Al llegar a tu puerta me confieso culpable,

y una paloma blanca se me posa en el hombro.

 

Mi corazón humilde se detiene en tu puerta

con la mano extendida como un viejo mendigo;

y tu perro me ladra de alegría en la huerta,

porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.

 

Al fin creció el rosal aquel que no crecía

y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:

Yo también he cambiado mucho desde aquel día,

pues no tienen estrellas las noches del destierro.

 

Quizás tu alma esta abierta tras la puerta cerrada;

pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,

mírame dulcemente, sin preguntarme nada,

y sabrás que no he vuelto ... ¡porque estaba contigo!

[ Poema Del Fracaso ]

Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema,

que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer;

Quería aprisionar un alma en un poema,

y que viviera siempre... Pero no pudo ser.

 

Mi corazón, un día, silenció su latido,

y en plena lozanía se sintió envejecer;

Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvido

y morir recordando... Pero no pudo ser.

 

Mi corazón, un día, soñó un sueño sonoro,

en un fugaz anhelo de gloria y de poder;

Subió la escalinata de un palacio de oro

y quiso abrir las puertas... Pero no pudo ser.

 

Mi corazón, un día, se convirtió en hoguera,

por vivir plenamente la fiebre del placer;

Ansiaba el goce nuevo de una emoción cualquiera,

un goce para el solo... Pero no pudo ser.

 

Y hoy llegas tu a mi vida, con tu sonrisa clara,

con tu sonrisa clara, que es un amanecer;

y ante el sueño más dulce que nunca antes soñara,

quiero vivir mi sueño... Pero no puede ser.

 

Y he de decirte adiós para siempre, querida,

sabiendo que te alejas para nunca volver,

Quisiera retenerte para toda la vida...

Pero no puede ser! Pero no puede ser!

[ Sembrar ]

Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente,

en el surco, en el viento, en la arena, en el mar...

Sembrar, sembrar, sembrar, infatigablemente:

En mujer, surco o sueño, sembrar, sembrar, sembrar...

 

Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;

siembra el amor y el odio, y sonríe al pasar...

La arena del desierto y el vientre de la hembra

bajo tu gesto próvido quieren fructificar...

 

Desdichados aquellos que la vida maldijo,

que no soñaron nunca ni supieron amar...

Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.

Porque la vida es eso: Sembrar, sembrar, sembrar!

[ Poema para el Crepúsculo ]

Hora de soledad y de melancolía,

en que casi es de noche y casi no es de día.

Hora para que vuelva todo lo que se fue

hora para estar triste, sin preguntar por que.

 

Todo empieza a morir cuando nace el olvido.

Y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido...

Y es tan agria esta angustia terriblemente cierta

de un gran amor dormido que de pronto despierta!

 

Viendo pasar las nubes se comprende mejor

que así como ellas cambian, va cambiando el amor,

y aunque decimos: ¡Todo se olvida, todo pasa...!

en las cenizas, a veces nos sorprende una brasa.

 

Porque es triste creer que se seco una fuente,

y que otro beba el agua que brota nuevamente:

o una estrella apagada que vuelve a ser estrella,

y ver que hay otros ojos que están fijos en ella.

 

Decimos: ¡Todo pasa, porque todo se olvida...!

y el recuerdo entristece lo mejor de la vida.

Apenas ha durado para amarte y perderte

este amor que debía durar hasta la muerte.

 

Fugaz como el contorno de una nube remota,

tu amor nace en la espiga muriendo en la gaviota.

Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía.

Hoy, aunque vas con otro, quizás eres mas mía.

 

Tu amor es como el viento que cruza de repente:

Ni se ve, ni se toca, pero existe y se siente.

Tu amor es como un árbol que renuncio a su altura,

pero cuyas raíces abarcan la llanura.

 

Tu amor me negó siempre lo poco que pedí,

y hoy me da esta alegría de estar triste por ti.

Y aunque creí olvidarte, pienso en ti todavía,

cuando aun sin ser de noche, dejo de ser de día.

[ Con la Simple Palabra ]

Con la simple palabra de hablar todos los días,

que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,

voy diciendo esta cosas que casi no son mías,

así como las playas casi no son mar.

 

Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,

que es la vejez eterna de la eterna niñez,

la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,

muere con la esperanza de nacer otra vez.

 

Con simple palabra te ofrezco lo que ofreces,

amor que apenas llegas cuando te has ido ya:

Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,

pues la rosa se seca y el perfume se va.

 

Con la simple palabra que arde en su propio fuego,

siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:

Las estrellas no existen en las noches del ciego,

pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también.

 

Y así, como un arroyo que se convierte en río,

y que en cada cascada se purifica más,

voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,

con la simple palabra que no muere jamás!

[ Poema del Domingo Triste ]

Este domingo triste pienso en ti dulcemente

y mi vieja mentira de olvido ya no miente.

La soledad a veces es peor castigo,

ah, ¡pero qué alegre todo si estuvieras conmigo!

 

Entonces no querría mirar las nubes grises

formando extraños mapas de imposibles países

y el monótono ruido del agua no sería

el motivo secreto de mi melancolía.

 

Este domingo triste nace de algo que es mío,

que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,

mientras corren las aguas por la calle en declive

y el corazón se muere de un ensueño que vive.

 

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,

y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo,

y tendría la tarde, fragantemente muda,

el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste.

Oh, ¡que alegre me sería este domingo triste!

[ Poema de las Cosas ]

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento

oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién

y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento

que existen ciertamente, pero que no se ven...

 

Y también es posible que una tarde de hastío

como florece un surco, te renazca un afán

y aprenderás entonces que hay cosas como el río

que se están yendo siempre, pero que no se van...

 

O al cruzar una calle, tu corazón risueño

recordará una pena que no tuviste ayer

y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,

cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

 

Por más que tu prefieras ignorar estas cosas

sabrás por qué suspiras oyendo una canción

y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,

cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

 

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido

y un soplo de ceniza regará tu jardín

y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido

son las únicas cosas que nunca tienen fin.

[ Amor Tardío ]

Tardíamente, en el jardín sombrío,

tardíamente entró una mariposa,

transfigurando en alba milagrosa

el deprimente anochecer de estío.

 

Y, sedienta de miel y de rocío,

tardíamente en el rosal se posa,

pues ya se deshojó la última rosa

con la primera ráfaga de frío.

 

Y yo, que voy andando hacia el poniente,

siento llegar maravillosamente,

como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,

mariposa de amor, al fin del día,

qué tarde llegas a mi corazón...

[ La Dama de las Perlas ]

Yo he visto perlas claras de inimitable encanto,

de esas que no se tocan por temor a romperlas.

Pero solo en tu cuello pudieron valer tanto

las burbujas de nieve de tu collar de perlas.

 

Y más, aquella noche del amor satisfecho,

del amor que eterniza lo fugaz de las cosas,

cuando fuiste un camino que comenzó en mi lecho

y el rubor te cubría como un manto de rosas.

 

Yo acaricié tus perlas, sin desprender su broche,

y las vi, como nadie nunca más podrá verlas,

pues te tuve en mis brazos, al fin, aquella noche

vestida solamente ¡con tu collar de perlas!

[ Poema del Amor Pequeño ]

Fue breve aquella noche. Fue breve, pero bella.

Poca cosa es el tiempo, que es también poca cosa,

porque nadie ha sabido lo que dura una estrella

aunque todos sepamos lo que dura una cosa.

 

Nuestro amor de una noche fue un gran amor pequeño

que rodó por la sombra como un dado sin suerte,

pero nadie ha sabido lo que dura un ensueño

aunque todos sepamos lo que dura la muerte.

 

Una noche es eterna para el que no la olvida,

y el tiempo nada importa para el sueño y la flor,

y, como nadie sabe lo que dura la vida,

nadie sabe tampoco lo que dura el amor.

[ Discreto Amor ]

Mi viejo corazón toca a una puerta,

mi viejo corazón, como un mendigo

con el afán de su esperanza incierta

pero callando lo que yo no digo.

 

Porque la que me hirió sin que lo advierta,

la que sólo me ve como un amigo

si alguna madrugada está despierta

nunca será porque soñó conmigo...

 

Y sin embargo, ante la puerta oscura

mi corazón, como un mendigo loco

va a pedir su limosna de ternura

Y cerrada otra vez, o al fin abierta,

no importa si alguien oye cuando toco,

porque nadie sabrá cuál es la puerta.

[ Poema del Poema ]

Quizás pases con otro que te diga el oído

esas frases que nadie como yo te dirá;

y ahogando para siempre mi amor inadvertido

Te amare mas que nunca....y jamas lo sabrás!

 

La desolada estrofa, como si fuera un ala,

voló sobre el silencio...Y tu estabas allí:

Allí en el más oscuro rincón de aquella sala,

estabas tú, escuchando mis versos para ti.

 

Y tú, la inaccesible mujer de ese poema

que ofrece su perfume pero oculta su flor,

quizás supiste entonces la amargura suprema

de quien ama la vida porque muere de amor.

 

Y tú, que nada sabes, que tal vez ni recuerdes

aquellos versos tristes y amargos como el mar,

cerraste en un suspiro tus grandes ojos verdes,

los grandes ojos verdes que nunca he de olvidar.

 

Después, se irguió tu cuerpo como una primavera,

mujer hoy y mañana distante como ayer...

vi que te alejabas sin sospechar siquiera

¡que yo soy aquel hombre...y tú aquella mujer!

[ El Hijo del Ensueño ]

¡Un hijo! Tu sabes, tu sientes que es eso:

ver nacer la vida del fondo de un beso

por un inefable milagro de amor.

Un beso que llene la cuna vacía

y que ingenuamente nos mire y sonría,

¡un beso hecho flor!

 

¡Un hijo! Un fragante, fuerte y dulce lazo.

Me parece verlo sobre tu regazo palpitando ya;

y miro con moverse con pueril empeño

las pequeñas manos de nuestro pequeño,

como si quisieran sujetar un sueno

que llega y se va.

 

En el agua fresca de nuestras ternuras

mojara las alas de sus travesuras

como una paloma que aprende a volar.

y será violento, loco y peregrino,

y amará igualmente la mujer y el vino

y el cielo y el mar.

 

Con la sed amarga de la adolescencia

beberá en la fuente turbia de la ciencia.

¡Mi tierno cantor!

Ira por el mundo con su lira al hombro

dejando un reguero de rosas de asombro

y aun áureo fulgor.

 

Cruzara al galope la árida llanura

pálido de ensueño, loco de aventura

y ebrio de ideal.

Y en su desvarío de viajes remotos

volverá algún día con los remos rotos,

trayendo en los labios un sabor de sal.

 

Caminante absurdo, de caminos muertos

pasará su sombra sobre los desiertos

en una infinita peregrinación,

y su alucinada pupila inconforme

verá en su destino gravada

una enorme interrogación.

 

Pero será inútil su tenaz andanza

persiguiendo un sueno que jamás se alcanza.

Y ha de ser así, pues no hallará nunca, como yo,

la meta de todas sus ansias de hombre y poeta,

porque en las mujeres de su vida inquieta

no hallará ninguna parecida a ti.

 

Que tu eres la rosa de una sola vida,

la rosa que nadie verá repetida

porque al deshojarse secará el rosal.

Y como en el mundo ya no habrá esa rosa,

el ira en su búsqueda infructuosa

en pos de una igual...

[ Celos ]

Ya solo eres aquella

que tiene la costumbre de ser bella.

Ya pasó la embriaguez.

Pero no olvido aquel deslumbramiento,

 

Aquella gloria del primer momento,

al ver tus ojos por primera vez

Y se que, aunque quisiera,

no he de volverte a ver de esa manera.

 

Como aquel instante de embriaguez;

y siento celos al pensar que un día,

alguien, que no te ha visto todavía,

verá tus ojos por primera vez.

[ Canción para la Esposa Ajena ]

Tal vez guardes mi libro en alguna gaveta,

sin que nadie descubra cual relata su historia,

pues será simplemente, los versos de un poeta,

tras de arrancar la pagina de la dedicatoria...

 

Y pasarán años... Pero acaso algún día,

o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,

abrirás la gaveta - como una rebeldía,

y leerás mi libro- tal vez como un despecho.

 

Y brotará un perfume de una ilusión suprema

sobre tu desencanto de esposa abandonada.

Y entonces con orgullo, marcaras la página...

y guardarás mi libro debajo de la almohada.

[ El Resucitado ]

No, nunca fue lo oscuro tan oscuro.

Y está acostado pero no en su lecho.

Quiere moverse y se lo impide un muro.

Un muro en derredor, largo y estrecho.

 

Llama, y su voz resuena extrañamente,

sin que acudan su madre ni su hijo.

Y un súbito sudor hiela su frente,

Al palpar en su pecho un crucifijo.

 

No, no hay duda: Esa sombra que lo aterra

es sombra de ataúd bajo la tierra,

y no es soñando, porque está despierto.

Y lo aturde un pavor definitivo

Al comprender que se le dió por muerto

y al comprobar que fue enterrado vivo

II

Pero un día, al abrir la sepultura,

se sabría su muerte verdadera.

Si el ataúd mostrara la hendidura,

de un golpe de su mano en la madera.

 

Y al pensar de repente en el mañana,

piensa también enloquecídamente

en el espanto de la madre anciana

y en el horror del hijo adolescente.

 

Y allí, en la sombra, sin quejarse en vano

sin dar un grito, sin alzar la mano,

con una abnegación casi suicida

Cierra los ojos y se queda quieto

Porque así, solo así, será un secreto

Su horrible muerte de enterrado en vida

[ No era Amor ]

No era amor. Fue otra cosa

Pero según murmuran en la ciudad aquella,

yo cometí el delito de inventarte una estrella,

y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa.

 

No era amor, no era eso

que se enciende en la sangre como una llamarada;

Era mirar tus ojos y no decirte nada

o acercarme a tu boca sin codiciar un beso.

 

Tarde para mi hastío,

tarde para tu angustia de mariposa en vano,

era como dos ciegos que se daban la mano,

como dos niños pobres, tu corazón y el mío.

 

Nada más. Ni siquiera

suspirar en la lluvia de una tarde vacía,

No era amor, fue otra cosa. No se lo que sería

Yo sé que es triste que nadie lo creyera.

[ Poema Crepuscular ]

En el recogimiento de la tarde que muere,

entre las imprecisas brumas crepusculares,

cada jirón de sombra cobra vida, y sugiere

vaporosas siluetas familiares.

 

En la brisa que pasa, parece que suspira

la virgen de ojos claros que aún sueña en mi regreso;

el rumor de las frondas abre el ala de un beso,

y desde aquella estrella, alguien me mira…

 

Allá, entre la alameda, se perfila la sombra

grácil de la mujer que amé más en la vida,

y en la voz de la fuente vibra una voz querida,

que en su canción de oro y cristal me nombra…

 

Todo canta, a esa hora, la canción olvidada;

todo sueña el ensueño que quedó trunco un día,

y verdece de nuevo la ilusión agostada,

ebria de fe, de ardor y de armonía…

 

Y entre la sutil bruma de prestigios de incienso

que exalta mis recuerdos y mi melancolía,

en la paz de este parque abandonado, pienso

en la mujer que nunca será mía…

[ Te Acordarás un Día ]

Te acordaras un día de aquel amante extraño

que te besó en la frente para no hacerte daño.

Aquel que iba en la sombra con la mano vacía

porque te quiso tanto... que no te lo decía.

 

Aquel amante loco... que era como un amigo,

y que se fue con otra... para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante.

Profesor de horas lentas con alma de estudiante.

 

Aquel hombre lejano... que volvió del olvido

solo para quererte... como a nadie ha querido.

Aquel que fue ceniza de todas las hogueras

y te cubrió de rosas sin que tu lo supieras.

 

Te acordarás un día del hombre indiferente

que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.

Viajero silencioso de las noches de estío

que miraba tus ojos, como quien mira un río.

 

Te acordaras un día de aquel hombre lejano

del que más te ha querido... porque te quiso en vano.

Quizás así de pronto... te acordarás un día

de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.

 

Tu rosal preferido se secara en el huerto

como para decirte que aquel hombre se ha muerto.

Y el andará en la sombra con su sonrisa triste.

Y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.

[ Ya todos la Olvidaron ]

Ya todos la olvidaron. Ahora sí que se ha ido,

pero, sobre las rosas de la tumba reciente,

florecía el recuerdo más allá del olvido…

 

Yo era el hosco, el ausente.

Qué le importa a la noche que se apague una estrella,

si el mar sigue cantando cuando pierde una ola.

Ya están secos los ojos que lloraron por ella.

 

Ya se ha quedado sola.

Ahora ya sigue, sola, su viaje hacia el espanto,

por las noches profundas, bajo el cielo inclemente.

Ya nadie me reprocha que no lloré aquel llanto,

que fui el hosco, el ausente…

 

Ya nadie le disputa su silencio y su sombra,

sobre todo su sombra, bajo la luz del día.

Ya todos la olvidaron, Señor. Nadie la nombra.

Yo la recuerdo todavía…

[ Canción de la Noche Sola ]

Fue mía una noche. Llegó de repente,

y huyó como el viento, repentinamente.

Alumna curiosa que aprendió el placer,

fue mía una noche. No la he vuelto a ver.

 

Fue la noche sola de una sola estrella.

Si miro las nubes, después pienso en ella.

Mi amor no la busca; mi amor no la llama;

la flor desprendida no vuelve a la rama,

 

Y las ilusiones son como un espejo

que cuando se empaña pierde su reflejo.

Fue mía una noche, locamente mía:

me quema los labios su sed todavía.

 

Bella como pocas, nunca fue más bella

que soñando el sueño de la noche aquella.

Su amor de una noche sigue siendo mío:

la corriente pasa, pero queda el río;

 

Y si ella es la estrella de una noche sola,

yo he sido en su playa la primera ola.

Amor de una noche que ignoró el hastío.

Somos las dístales orillas de un río,

 

Entre las que cruza la corriente clara,

y el agua las une, pero las separa.

Amor de una noche: si vuelves un día,

ya no he de sentirte tan loca y tan mía.

 

Más que la tortura de una herida abierta,

mi amor ama el viento que cierra una puerta.

El amor florece tierra movediza,

y es ley de la llama trocarse en cenizas.

 

El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,

así como un ciego que tiende la mano.

Amor de una noche sin amanecer:

¡acaso prefiero no volverte a ver!

[ El Gran Amor ]

Un gran amor, un gran amor lejano

es algo así como la enredadera

que no quisiera florecer en vano

y sigue floreciendo aunque no quiera.

 

Un gran amor se nos acaba un día

y es tristemente igual a un pozo seco,

pues ya no tiene el agua que tenía

pero le queda todavía el eco.

 

Y, en ese gran amor, aquel que ama

compartirá el destino de la hoguera,

que lo consume todo con su llama

porque no sabe arder de otra manera.

[ Recapitulación ]

Yo he vivido mi vida: Si fue larga o fue corta,

si fue alegre o fue triste, ya casi no me importa.

Y aquí estoy, esperando. No se bien lo que espero,

si el amor o la muerte, - lo que pase primero.

 

Algo tuve algún día; lo perdí de algún modo,

y me dará lo mismo cuando lo pierda todo.

Pero no me lamento de mi mala fortuna,

pues me queda un palacio de cristal en la Luna,

 

Y por andar errante, por vivir el momento,

son tan buenos amigos mi corazón y el viento.

Por eso y otras me deja indiferente,

aquí, allá y dondequiera, lo que diga la gente.

 

- ¿Trampas? - Pues si, hice algunas;

pero, mal jugador, yo perdí mas que nadie

con mis trampas de amor.

-¿Pecados? - Si, aunque leves, de esos que Dios perdona,

 

Porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona.

- ¿Mentiras?- Dije muchas, y de bello artificio,

pero que en un poeta son cosas del oficio.

Y en los casos dudosos, si hice bien o mal,

 

Ya arreglaremos cuentas en el Juicio Final.

Eso es todo. He vivido.

La vida que me queda puede tener dos caras,

igual que una moneda: una que es de oro puro

 

- la cara del pasado - y otra - la del presente

- que es de plomo dorado.

Por lo demás, ya es tarde; pero no tengo prisa,

y esperare la muerte con mi mejor sonrisa,

 

Y seguiré viviendo de la misma manera,

que es vivir cada instante como una vida entera,

mientras siguen andando, de un modo parecido,

los hombres con el tiempo y el tiempo hacia el olvido.

[ El Clavel Seco ]

Como el clavel del patio estaba seco,

yo, entristecido por sus tristes males,

baje al jardín para cavar un hueco,

en buena sombra entre dos rosales.

 

Y eran rosales cerca, gajo a gajo

en una cercanía indiferente

pero al cavar un poco, vi allá abajo

sus raíces trenzadas locamente.

 

Así, esta tarde, descubrí el secreto

de un cariño verdadero, hondo y discreto,

transplantando un clavel que se secó.

Y, en nuestra indiferente cercanía,

Que loco ensueño se descubriría

si alguien cavara un hueco entre tu y yo.

[ Poema de una Calle ]

Amo esta calle, y amo sus tristes casas

en las que se entristecen cumpleaños y bodas,

porque esta calle triste, se alegra cuando pasas

tú, mujer preferida entre todas.

 

Amo esta calle acaso porque en ella subsiste

no se que somnolencia de arrabal provinciano.

Pero a veces la odio, porque aunque siempre es triste

me parece mas triste cuando te espero en vano.

 

Y yo bien sé que esta calle nunca podrá ser bella

con sus fachadas sucias y sus portales viejos.

Pero sé que es distinta cuando pasas por ella

y te miro pasar... desde lejos.

 

Por eso amo esta calle de soledad y hastío

que ensancha sus aceras para alejar las casas.

Mientras te espera en vano mi corazón vacío,

¡que es una calle triste por donde nunca pasas!

[ Nocturno IV ]

Así estás todavía de pie bajo la lluvia,

bajo la clara lluvia de una noche de invierno.

De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa,

de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo.

 

Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia,

con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos

y tu voz que nacía del fondo de tus ojos

y tus manos cansadas que se iban en el viento

 

Y aquel cielo de plomo y el rumor de los árboles

y la hoja aquella que te cayó en el seno

y el rocío nocturno dormido en tus pestañas

y engarzando diamantes en tu vestido negro.

 

Así estás todavía lejanamente cerca

desde tu lejanía de sombra y de silencio.

Mi corazón te llama de pie bajo la lluvia,

de pie bajo la lluvia te acercas en el sueño.

 

La vida es tan pequeña que cabe en una noche.

Quizá fue que en la sombra me encontré con tu beso

y por eso me envuelve, de pie bajo la lluvia,

el sabor de tu boca y el olor de tu cuerpo.

 

Si, me has dejado triste porque pienso que acaso

ya no estarás conmigo cuando llueva de nuevo.

Y no he de verte entonces de pie bajo la lluvia

con las manos temblando de frío y de deseo.

 

Pero aunque habrá otras noches cargadas de perfumes

y otras mujeres, y otras, a lo largo del tiempo,

siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia,

bajo la lluvia clara de una noche de invierno...

[ Poema Del Mal Amor ]

Que lástima muchacha que no te pueda amar

Yo soy un árbol seco, Que sólo espera el hacha

Y tu un arroyo alegre, Que sueña con el mar

Yo eché mi red al río...

 

Se me rompió la red

No unas tu vaso lleno con mi vaso vacío

Pues si bebo en tu vaso voy a sentir mas sed.

Se besa por el beso

 

Por amar el amor

Ese es tu amor de ahora, Pero el amor no es eso

Pues sólo nace el fruto cuando muere la flor.

Amar es... es tan sencillo... Tan sin saber porqué

 

Pero así como pierde la moneda su brillo

El alma poco a poco va perdiendo la fe.

Que lástima muchacha que no te pueda amar.

Hay velas que se rompen a la primera racha

 

Y hay tantas velas rotas en el fondo del mar.

Pero aunque toda herida deja una cicatriz

No importa la hoja seca de una rama florida

Si el dolor de esa hoja no llega a la raíz.

 

La vida, llama o nieve

Es un molino que va moliendo en sus aspas el viento que lo mueve

Triturando el recuerdo de lo que ya se fue

Ya lo mío, Fue mío

 

Y ahora tuyo al azar

Si una rosa es más bella mojada de rocío

El golpe de la lluvia la puede deshojar.

Tuve un amor cobarde, lo tuve y lo perdí.

 

Para tu amor temprano... Ya es demasiado tarde

Porque en mi alma anochece lo que amanece en ti

El viento hincha la vela, Pero la deshilacha

Y el agua de los ríos se hace amarga en el mar

Que lástima muchacha que no te pueda amar...

[ Poema Del Extasis ]

No... nunca fue mi mano más lenta que en la hora

Secretamente mía de aquella noche aquella.

Fue así como una nube cuando oculta una estrella

O así como una estrella que se pierde en la aurora.

 

Nunca tuvo mi mano más quietud impaciente,

Semejante a la mano de un ladrón inexperto.

Porque fue como un buque que oscilara en el puerto

Con el ansia inconforme de zarpar de repente.

 

Si, aquella noche... noche para soñar en vano

O encender una estrella... O apagar una duda.

Surgió bajo mi mano tu belleza desnuda

Como si tu belleza surgiera de mi mano.

 

Ni una sola palabra de temor o reproche

Abrevió el retardado placer del desenlace.

Como crece un jacinto frente al alba que nace

O como nace el alba del fondo de la noche.

 

No... nunca fue una mano más lenta ni más leve

Que mi mano de amante con su gesto de amigo.

Eras como la nieve cayendo sobre el trigo

O un trigo milagroso brotando de la nieve.

 

Y tu estabas inmóvil bajo la selva rosa

Como una flor fantástica que se abriera en el lecho.

Mientras mi mano lenta descubría en tu pecho

Dos motivos iguales para llamarte hermosa.

 

Pero desde esa noche de calma y de tormenta

Desorientadamente vacilé en una duda.

Si cerraste los ojos por no verte desnuda

O bien porque mi mano fue demasiado lenta.

[ Mejor No Quiero Verte ]

Mejor no quiero verte... sería tan sencillo

Cruzar dos o tres calles... Y tocar en tu puerta.

Y tu me mirarías con tus ojos sin brillo

Sin poder sonreírme con tu sonrisa muerta.

 

Mejor no quiero verte... porque va a hacerme daño

pasar por aquel parque de la primera cita.

Y no sé si aun florecen los jazmines de antaño

Ni se quién es ahora la mujer más bonita.

 

Mejor no quiero verte... porque andando en tu acera

Sentiré casi ajeno todo lo que fue mío.

Aunque es sólo una esquina donde nadie me espera

Y unos cristales rotos en un balcón vacío.

 

Si... seguiré muriendo de mi pequeña muerte

De hace ya tantos años el día que me fui

Pues por no verte vieja... mejor no quiero verte,

Pero tampoco quiero que me veas tu a mi.

[ Ya Era Muy Viejecita ]

Ya era muy viejecita y un año y otro año

Se fue quedando sola con su tiempo sin fin.

Sola con su sonrisa de que nada hace daño

Sola como una hermana mayor de su jardín.

 

Se fue quedando sola con los brazos abiertos

Que es como crucifican los hijos que se van.

Con su suave manera de cruzar los cubiertos

Y aquel olor a limpio de sus batas de holán.

 

Déjenme recordarla con su vals en el piano

Como yéndose un poco, con lo que se le fue.

Y con que pesadumbre se miraba la mano

Cuando le tintineaba su taza de café.

 

Se fue quedando sola... sola... sola en su mesa.

En su casita blanca... y en su lento sillón

Y si alguien no conoce que soledad es esa

No sabe cuanta muerte cabe en un corazón.

 

Y diré que en la tarde de aquel viernes con rosas

En aquel hasta pronto que fue un adiós final

Aprendí que unas manos, pueden ser mariposas

Dos mariposas tristes, volando en su portal.

 

Se que murió de noche... No quiero saber cuando

Nadie estaba con ella... nadie, cuando murió.

Ni su hijo Guillermo... ni su hijo Fernando

Ni el otro... el vagabundo sin patria que soy yo

[ Ultimo Amor ]

Yo andaba entre la sombra, cuando como un fulgor

Llegaste tú de pronto con el último amor

Pero bastó un efluvio de antiguas primaveras

Para reconocerte, Para saber quien eras.

 

Y eras la misteriosa mujer desconocida

Que entristeció de ensueño lo mejor de mi vida.

La de las tardes grises y los claros de luna

La que busqué entre tantas y no encontré en ninguna.

 

Y hoy tal vez como un premio, Tal vez como un castigo

Lo mejor de mi vida será morir contigo.

He pensado esta noche, Sintiéndote tan mía

Que así como llegaste, Pudieras irte un día.

 

Lo he pensado eso es todo. Pero si sucediera...

Dejaré que te vayas sin un adiós siquiera.

Y cuando te hayas ido... Yo que nunca me quejo

Me vestiré de luto y aprenderé a ser viejo.

 

Pero si me muriera sin poder olvidarte

Y después de la muerte se llega a alguna parte

Preguntaré si hay sitio para mi junto a ti

Y Dios seguramente responderá que si.

[ Lluvia ]

Acaso esté lloviendo también en tu ventana

Acaso esté lloviendo calladamente... así

Y mientras anochece de pronto la mañana

Yo sé que aunque no quieras, vas a pensar en mi.

 

Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo.

Sintiendo que despierta su ternura de ayer

Y si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,

Y aun lloverá en tus ojos al dejar de llover.

 

[ Cancion De Los Remos ]

Quizás olvidaremos, pues siempre hay que olvidar

Pero escucha los remos, cantando sobre el mar.

Bajo este cielo claro tu alma llega a la mía

Como la luz de un faro desde la lejanía.

 

Así como la espuma pasará este momento

Nuestra ilusión se esfuma, como la espuma al viento.

Pero en el alma sola si un gran amor la llena

Hay algo de la ola y hay algo de la arena.

 

Náufrago de su espanto, piloto de su hastío

El mar canta en su canto que ya tu amor es mío.

Yo soy la vela rota que da al aire su vuelo,

Y tu eres la gaviota que va a estrenar su vuelo.

 

Pero aún quedan futuros que yo desconocía

En tus ojos oscuros donde nunca es de día

Aun hay algo postrero mas allá del olvido

Y en tu amor recupero todo lo que he perdido.

 

Ni digo que te quedes, ni quiero que te vayas.

Pues soy como las redes tendidas en las playas

Arroyo de ternuras hazme tuyo en lo mío

Llenando de agua pura mi cántaro vacío.

 

Ya mi voz tiene un eco, ya mi voz no se pierde

Por eso el tronco seco retoña la hoja verde.

Y así mi vida espera la gracia de un retoño

Como la primavera que ilumina un otoño.

Por eso aunque olvidemos que siempre hay que olvidar

Oye cantar los remos sobre el dolor del mar

[ Poema De La Espera ]

Yo sé que tú eres de otro y a pesar de eso espero.

Y espero sonriente porque yo sé que un día

Como en amor, el último vale más que el primero

Tu tendrás que ser mía.

 

Yo sé que tu eres de otro pero eso no me importa.

Porque nada es de nadie si hay alguien que lo ansía.

Y mi amor es tan largo y la vida es tan corta

Que tendrás que ser mía.

 

Yo sé que tu eres de otro.

Pero la sed se sacia solamente en el fondo de la copa vacía.

Y como la paciencia puede más que la audacia

Tu tendrás que ser mía.

 

Por eso en lo profundo de mis sueños despiertos

Yo seguiré esperando porque se que algún día

Buscarás el refugio de mis brazos abiertos

Y tendrás que ser mía.


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